Por Paola Monserrate (MA in Early Childhood Education)
El juego es una de las actividades de mayor predilección de los niños durante su infancia. Sin embargo, generalmente se piensa que el juego no aporta destrezas ni conocimientos a los niños y no se valora como una herramienta por medio de la cual el aprendizaje se expande y se construye.
En líneas generales el juego se ha definido como: una experiencia placentera, voluntaria y que no requiere la intervención del adulto (Harman y Harms, 2017), un proceso donde se interactúa con otros niños o se utilizan juguetes favoritos (Izumi, Taylor, Ro, Han e Ito, 2016) y un proceso creativo donde se manipulan objetos (Torrech, 2013).
Algunos de los beneficios asociados al juego son los siguientes:
Estimula el desarrollo cognitivo, social, emocional, creativo y físico de los niños (Hughes, 2010).
Enriquece el lenguaje de los niños, ya que deben utilizar las palabras para enriquecer su juego (Fromberg y Bergen, 2015).
Sirve como un mecanismo para resolver la ansiedad ocasionada cuando los impulsos naturales se ven limitados por las expectativas de la sociedad (Frost, Wortham y Reifel, 2012).
El juego genera motivación y la motivación es fundamental para que el aprendizaje se dé. Por lo tanto, si en el juego hay motivación, también habrá aprendizaje (Ospina, 2006).
Facilita el desarrollo de: destrezas motoras, coordinación, confianza, memoria, conciencia espacial, la habilidad para transformar objetos y el asumir roles del hogar o elementos culturales conocidos (Torrech, 2015).
Como ha quedado constatado en los datos presentados, el juego es mucho más que una actividad placentera, es una actividad en la que se estimula el desarrollo integral de los niños y en el que el aprendizaje de todas las experiencias que han vivido se hace presente. Mediante el juego, los niños y niñas utilizan todo el aprendizaje previo y lo ponen en función para construir nuevos esquemas que producirán nuevos aprendizajes y facilitarán la adquisición de habilidades nuevas.
Conociendo un poco más sobre los beneficios del juego, es importante que en los hogares propiciemos periodos de juego tanto en el interior (dentro de la casa) como en el exterior (fuera de la casa) para que los niños y niñas sigan aprendiendo y desarrollándose de una manera pertinente, placentera y divertida.
Referencias
Fromberg, D. P. y Bergen, D. (Eds.)(2015). Play from birth to twelve: Contexts, perspectives, and meanings (3rd ed. New York, NY: Routledge.
Frost, J. L., Wortham, S. C., y Reifel, S. (2012). Play and child development (4th ed.). Upper Saddle River, New Jersey: Pearson Education Inc. Cap. 1: Play’s history: Ideas, beliefs and activities.
Harman, B. y Harms, C. (2017). Predictors of unstructured play amongst preschool children in Australia. Australian Journal of Early Childhood Education 42(3), 31-36.
Hughes, F. (2010). Children, play and development (4th ed). Los Angeles, CA: Sage Publications Inc. Cap. 1: Historical and theoretical viewpoints, p. 21-34.
Izumi-Taylor, S., Ro,Y., Han, J., e Ito, Y. .(2017) Japanese and Korean Kindergartener’s Perspective of Play Using Photos. International Journal of Educational Psychology, 6(1), 45-66. DOI: 10.17583/ijep.2017.2049
Ospina, J. (2006). La motivación, motor del aprendizaje. Revista de Ciencia y Salud 4, 158-160.
Torrech San Inocencio, L. A. (2013). “¿Pero tú no ves que estoy en la playa surfeando?” las voces de cinco niños preescolares de Puerto Rico en torno a su visión del juego en el ambiente educativo. Cuaderno de Investigación en la Educación. 28(28), 13-35. ISSN 1540-0786.
Torrech San Inocencio, L. (2015). Tipos o categorías de juego. Manuscrito no publicado.
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