El Trastorno de Procesamiento Sensorial o TPS es una condición que afecta la forma en la que el sistema nervioso recibe, procesa e interpreta la información que recibe por medio de los sentidos (gusto, vista, tacto, olfato, audición, vestibular, propioceptivo e interoceptivo).
Esto puede afectar la forma en la que el niño o la niña responde a ciertos estímulos (sonidos, comidas, olores, colores, luces, experiencias, etc).
Se han identificado tres categorías principales del Trastorno de Procesamiento Sensorial. Estos son:
Modulación Sensorial - Se caracteriza por presentar dificultades para organizar o procesar las respuestas sensoriales.
Discriminación Sensorial - Se caracteriza por presentar dificultades para interpretar y distinguir los estímulos sensoriales.
Posición de umbral sensorial - Se carateriza por evidenciar sensibilidad extrema o insuficiente a ciertos estímulos.
Algunos síntomas incluyen hiper o hiposensibilidad a los estímulos. Niños que buscan o evaden en exceso ciertos estímulos. También los niños con TPS pueden presentar dificultades motoras y problemas de conducta.
Para diagnosticar a un menor con Trastorno de Procesamiento Sensorial (TPS) es importante llevar el menor a evaluar con un terapista ocupacional. La terapia ocupacional ayuda a los niños a manejar y procesar mejor las experiencias sensoriales.
El TPS puede afectar el diario vivir de los niños y afectar su participación en actividades cotidianas, escolares y sociales. Por lo que, la intervención temprana, el diagnóstico certero y el tratamiento son claves para mejorar la calidad de vida de los menores y personas que la padecen.
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